Nuestro mayor temor no es que seamos inadecuados.
Nuestro mayor temor consiste en que somos poderosos más allá de toda medida.
Es nuestra LUZ, y no nuestra oscuridad lo que más nos asusta.
Nos preguntamos: ¿Quién soy yo para ser brillante, talentoso, y fabuloso?
Pero, en realidad, ¿Quién eres tú para no serlo?
Eres hijo de Dios.
Jugar a un pequeño no le sirve al mundo.
No hay sabiduría en el hecho de encogerse para que otros no se sientan inseguros a tu lado.
TODOS NACIMOS PARA BRILLAR, como lo hacen los niños.
Nacemos para manifestar esta gloria del Dios que está dentro de nosotros. Y no es que esté sólo en algunos, está en todos nosotros.
Y al dejar que nuestra propia luz brille, inconscientemente permitimos que otros hagan lo mismo.
Al ser liberados de nuestros propios miedos, nuestra presencia automáticamente libera a otros...
*** Palabras de Nelson Mandela en su discurso como presidente de Sudáfrica, tomadas de Marianne Williamson. ***
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